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Susana Molina rompe el silencio

Susana Molina / Soledad Gonzalez

Conocimos a Susana Molina cuando se convirtió en concursante de “Gran Hermano 14” en febrero de 2013. Ganadora de esa edición, durante el concurso conoció y se enamoró de Gonzalo Montoya. Con él, se fue a “La Isla de las Tentaciones”, el programa de Mediaset en donde cinco parejas ponen a prueba su relación exponiéndose a solteros dispuestos a romperlas para encontrar el amor o la fama. El lazo que los unía no era tan fuerte después de todo. La relación terminó en ruptura. Hoy, seis meses después de eso, Susana se confiesa y habla de su nueva vida.

“Estoy bien, en general”, afirma Susana. “Si tuviera que elegir una palabra para definir cómo me siento, te diría que estoy aliviada. Cuando me he visto en la tele lo he pasado muy mal, porque no me acordaba de nada de lo que había pasado allí; yo lo recuerdo de otro modo. Yo no había visto el momento final de Gonzalo, por ejemplo, cuando se tira al suelo completamente abatido y llorando. Fue muy duro”.

Y continúa: “Creo que la ruptura habría ocurrido igual (de no haber estado en el programa), pero más tarde y quizá no hubiese sido tan sincera. Es que no sé qué me pasó, es como si me hubiese tomado el elixir de la verdad esa noche, que no es que yo quisiera mentir, es que fue como que algo se me despertó en la mente y lo tenía que contar. Ha sido la primera vez en mi vida creo que las cosas que decía no pasaban por el cerebro, que es lo que yo normalmente hago. Me salían del corazón. Quizá fuera no hubiese sido así, seguro”.

No comenta cual fue el verdadero motivo de la ruptura, sin embargo afirma: “Fue un proceso: primero sentí rabia, luego llegó la decepción, la vergüenza… hasta que llegué a sentir culpabilidad. Creo que lo que me estaba pasando es que me estaba desenamorando, pero no quería verlo”.

No se arrepiente de la ruptura porque considera que: “aunque la relación haya terminado, estos 6 años para mí han sido los mejores”.

A la pregunta de si siguen en contacto, responde: “no nos hemos vuelto a ver, aunque sí que hemos hablado en alguna ocasión. Pero siempre acabamos fatal, sobre todo porque a él le cuesta mucho aceptarlo. Yo estoy mal porque lo echo de menos como compañero y amigo, pero él lo está pasando peor porque necesita superarlo y me escribía cada dos por tres”.

Confiesa que ella no ha podido rehacer su vida y desconoce si él siguió adelante.

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