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La cara oscura de la vida de Jorge Javier Vázquez de la que nadie se atreve a hablar

Jorge Javier Vázquez borracho.

Jorge Javier Vázquez no es solo el presentador de éxito que lleva conduciendo los programas de mayor éxito de Telecinco durante los últimos lustros. Ni mucho menos. Tras ese halo de triunfador se esconde una persona introvertida, castigada por los excesos y que se castiga habitualmente por su otra vida, la que nadie conoce y de la que nadie se atreve a hablar en los medios.

Nadie salvo él, ya que el catalán está decidido a revelar al mundo que ni ha sido ni es un ejemplo para nadie. Algo que le honra y que viene revelando a tramos en su columna semanal en una famosa revista del corazón, donde no ha dudado en hablar recientemente de su problema con el alcohol, al que ha recurrido como ansiolítico y de sus problemas de sociabilidad, reconociendo que se ha obligado a salir de casa para no caer, de nuevo, en una depresión a la que parece visitar de tanto en tanto tras una vida repleta de excesos primero y de remordimientos después.

Una atalaya que anteriormente utilizaba para revelar al mundo su cara más oscura y que evita mentar en antena: la que tiene que ver con no pocos escarceos con las drogas, el sexo y el alcohol tras una infancia y adolescencia marcada por la dificilísima relación con su padre, su descubrimiento tardío de las relaciones carnales y las noches en las que perdía el conocimiento en las barras y los podios de los locales de ambiente de moda de la capital de España.

Un pasado que este trata de dejar atrás, aunque no sin problemas. Según narra en su columna, sigue teniendo que forzarse para salir de casa, para no pasarse con las copas y para no someterse a operaciones de estética cada pocos días, habiendo comentado al respecto que "me encanta la sedación, disfruto ese momento que te ponen la aguja y cuando tienes mucha práctica, es como cuando sales de marcha". 

En plena fase de recuperación de sus problemas de salud que le llevarán al quirófano de nuevo en pocos días, Jorge Javier parece ser consciente de la necesidad de seguir manteniendo a raya los impulsos autodestructivos que le persiguen. Ojalá sea así.

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