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Kiko Matamoros y Makoke se separan

Kiko Matamoros, Makoke y la hija de ambos

Hace tiempo que la relación de Kiko Matamoros y Makoke hacía aguas y poner a la venta su casa en "La Finquilla" hizo que se pusiese en evidencia lo que venía siendo la crónica de una separación anunciada.

Es inevitable acordarse ahora del refrán: “Lo que mal empieza, mal acaba”, y muchas han sido las voces que se han alzado recordando los cuestionables inicios de esta unión, durante estos 20 años llenos de amor, desamor, peleas y falsas apariencias, narrados previo pago en televisión.

Makoke era cuando se conocieron, modelo y “chica del tele cupón” y Kiko representante de su cuñada Mar Flores. Rápidamente intimaron y él pasó a representarla. La pasión era tan intensa que Kiko no dudó en abandonar a su familia cuando su hija pequeña tan solo tenía quince días.

La modelo aportaba a la unión un hijo de cuatro años, Javier Tudela, nacido de su matrimonio con el empresario del mismo nombre, que fue a vivir con la recién formada pareja y a quien Kiko quiso desde el primer momento como a su hijo.

De sobras es sabido, lo que vino después, los años en que sus hijos mayores se sintieron malqueridos y forasteros en casa de su padre. La necesidad de dinero de quien siempre ha vivido por encima de sus posibilidades, ha hecho que nos enteremos con pelos y señales de todo lo acontecido en estos 20 años.

La primera sonada ruptura

Se produjo en 2009, cuando Makoke tuvo un desliz con un joven de oscuro pasado en la isla de Ibiza. Kiko fue a contarlo a “DEC”, programa de Antena 3, llorando desconsolado y ella a “La Noria” en Telecinco, afirmando que llevaban dos años en crisis porque Kiko no lograba equilibrar su situación monetaria y que ella no le había sido infiel.

Ambos cobraron un buen dinero y más tarde llegó la reconciliación, dejando en el aire la sensación de que todo era un montaje para reconducir sus precarios ingresos y hacer frente al pago de la casa en “La Finquilla”.

2016: tras el escándalo la boda

En 2016 se destapó todo lo referente a su relación con sus hijos mayores y la madre de estos. Laura Matamoros ganó GH VIP, dejando tanto ella como su hermano Diego, a Makoke y a su hijo Javier, que también concursó en esa edición, a los pies de los caballos.

Eso originó un segundo conato de ruptura, agravado por no conseguir la modelo la boda que tanto ansiaba, ya que ella y Kiko habían aumentado la familia con una hija, que tenía 16 años en esa fecha y Makoke estaba obsesionada con casarse de nuevo.

En septiembre de ese año llegó por fin el bodorrio tan ansiado por Makoke, sin la presencia de los hijos mayores de Kiko, con gran derroche y naturalmente con exclusiva de por medio, que el periodista Jesús Manuel casi arruina, al compartir en una revista unas fotos que le pasó Carlota corredera.

2018 ¿Ruptura final, o nuevo montaje?

Ya cuando en Octubre de 2017, Kiko Matamoros abandonó “Sálvame” tras ocho años como colaborador, saltaron las alarmas. Nadie entendía cómo era posible que debiendo más de 1 de euros a Hacienda, dejase un trabajo bien remunerado.

Durante meses se mantuvo alejado de Telecinco y aparentemente feliz, aunque ahora está claro que la procesión iba por dentro. Regresó como defensor de la audiencia, fue a la boda de su hijo Diego y de nuevo quedo en evidencia que no era oro todo lo que relucía.

Hace poco supimos que el “casoplón” ( en realidad una casa adosada bastante decepcionante) de sus desvelos, se había puesto a la venta y que planeaba irse a vivir a la sierra malagueña. A los que nos dedicamos a contar las venturas y desventuras de estos personajes, nos quedó claro que la separación (fingida o real) no tardaría en llegar.

Y así ha sido. Hoy nos hemos despertado con la exclusiva en su revista de cabecera Lecturas. Kiko Matamoros y Makoke no han podido superar las nuevas desavenencias y dan por finiquitada su relación.

¿Verdad o de nuevo necesidad económica y montaje? Todo indica que los veremos por separado haciendo caja y es posible que tras la recaudación llegue una nueva reconciliación. Habrá que esperar, pero está claro que se avecina un otoño convulso.

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