El príncipe Enrique de Dinamarca, marido de la reina Margarita II, moría en la noche de ayer. Tenía 83 años y una demencia que se agravó en gran medida en los últimos meses, por la que se retiró de la vida pública en 2016. La casa real danesa informaba por Twitter del fallecimiento del príncipe:
Prince Henrik died tonight at 23:18 h at Fredensborg Palace. Queen Margrethe, Crown Prince Frederik and Prince Joachim were at his side during his last moments. May he Rest In Peace.
— Scandinavian Royals. (@crownprincely) 14 de febrero de 2018
Según la cuenta, el príncipe moría a las 23.18 horas, rodeado de su mujer y sus dos hijos, el heredero Federico y Joaquín.
Se casó el 10 de enero de 1967 con la heredera al trono danés, la princesa Margarita, con la que coincidió tiempo antes cuando un diplomático de Francia en Londres. Hacía unas semanas que le habían diagnosticado un tumor benigno. Sin embargo, no se quiso operar de él. Llevaba unos días en el hospital de Copenhague, recuperándose de una neumonía contraída en un viaje a Egipto, y fue trasladado al castillo de Fredensborg, la residencia de la familia real danesa, para que pasara “sus últimos días”.
El príncipe Enrique nunca estuvo cómodo en su puesto de consorte, título que nunca se le otorgó. Llegó a decir que se sentía “inútil y relegado”, faltando a compromisos oficiales en donde su ausencia era prácticamente injustificada. Una de las declaraciones que más impactó fue el deseo de no ser enterrado junto a la reina “pues si no le habían tratado como tal en vida, no lo harían cuando muriera”.
Nació en Francia bajo el nombre de Enrique de Laborde de Monpezat. Procedía de una familia noble. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, aparte de varias lenguas orientales en China y Vietnam. Compartía con la reina Margarita su afición por las artes, uno de los motivos por los que nunca se llegaron a divorciar, así como un férreo amor, según fuentes cercanas a la casa real.