columnacero.com

Cuando no se sabe quién aprieta el botón

Soldados norteamericanos, junto a una bomba MOAB

Este jueves los Estados Unidos lanzaron una bomba sobre la provincia de Jorasán, en el este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán. Todos los medios de comunicación se han hecho eco del acontecimiento, que ha llenado páginas de periódicos, minutos de informativos y miles de horas de comentarios, vídeos y fotos en Internet.

Los medios han cacareado las cifras y entidad de esta la “madre de todas las bombas”, que por cierto no es su nombre oficial, que de hecho es “GBU-43/B Massive Ordenance Air Blast, pero como sus iniciales son similares a “Mother Of the All Bombs” gusta a los propagandistas denominarla así. Mide 9,1 metros, pesa 10 toneladas, va cargada con 11 toneladas de TNT y su construcción cuesta al contribuyente estadounidense 16 millones de dólares la unidad.

El propio Pentágono norteamericano ha difundido el vídeo del lanzamiento, en una imagen casi enternecedora: no hay llamas, no hay color, no hay sufrimiento, una bomba limpia que ellos dicen que solo ha matado a miembros del ISIS, y de la que no vemos los efectos en los cultivos, los rebaños, las casas y las infraestructuras de los habitantes que allí viven.

Sin embargo, lo que se tocó de pasada en los informativos, las radios, la prensa y los medios digitales fue lo que antecedió al lanzamiento. Cabe preguntarse: ¿Quién dio la orden?

[Sumario]

Y no está nada clara la respuesta a esta pregunta. Y es que el presidente Donald Trump ha dado la orden de que el mando militar de EE.UU. tome las decisiones de lanzar ataques aéreos como este sin la necesidad de consultarlo previamente con él. Es decir, que en el país más poderoso del mundo, el ejército puede actuar a su antojo sin necesidad de que la figura elegida por el pueblo gestione, controle o siquiera tenga una supervisión sobre su labor.

En una primera versión, las fuentes oficiales de la Casa Blanca dijeron que la decisión fue tomada por el Alto Mando militar del país, y en esa orientación iban las palabras de Trump en Twitter: “Es realmente un gran trabajo, estamos muy orgullosos de nuestro Ejército”.

Posteriormente, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que la orden fue dada por el presidente, aunque este en conversaciones con periodistas en la sede presidencial mandó un mensaje muy difuso: “Tenemos los mejores militares del mundo y han hecho su trabajo, como de costumbre. Les hemos dado una autorización total y eso es lo que están haciendo”.

¿Una autorización previa al ataque y válida para cualquier ‘raid’ aéreo estadounidense? ¿O una autorización total solo para ese ataque en concreto?

Cuando en muchos medios de comunicación se sataniza (y con razón) a Donald Trump por sus declaraciones, su comportamiento y su errático deambular, más propio del ‘showman’ ricachón que era y no del presidente que es, los ciudadanos del mundo permanecen ajenos al hecho de que el ejército más poderoso del país más fuerte del mundo actúe sin control alguno, esparciendo bombas sin respeto al derecho internacional.

Sin que ni siquiera un personaje que legalmente es su comandante en jefe y mediáticamente es reconocido por su autoritarismo pueda mandar sobre su fuerza militar.

Exit mobile version