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El objetivo del nuevo juego viral ‘La Ballena Azul’ es que los jóvenes se suiciden

Yulia Konstantinova y Veronika Volkova, las últimas víctimas "del juego" con la marca de la ballena en uno de sus brazos.

Las fuerzas policiales rusas investigan durante estos días el nuevo juego que se ha extendido por las redes sociales llamado ‘La Ballena Azul’. El reto propone varios niveles y diferentes pruebas muy crueles hasta llegar a lo que se llama “el último nivel”, el cual consiste en quitarse la vida.

La promoción de dicho juego la ha empezado la web rusa Vkontake, y podía estar detrás de cientos de suicidios ocurridos en las últimas semanas en el país. Los casos más recientes son los de Yulia Konstantinova y Veronika Volkova, de 15 y 16 años respectivamente, quienes se suicidaron tirándose desde un edificio con pocos días de diferencia, por ello, se empezó una investigación por la similitud entre ambos casos. En ambas redes sociales de las jóvenes, antes de quitarse la vida publicaron un comentario con la palabra “FIN”, dando a entender que el juego había terminado

50 niveles de juego

Los retos que hay que ir superando van desde ver películas de terror durante todo un día, hasta permanecer despiertos durante varios días o saltar desde grandes alturas al vacío y autolesionarse, entre otros escalofriantes actos. El último, el que hace 50, es el objetivo principal del juego, el suicidio.

El nombre de dicho juego viene por una de las pruebas más espeluznantes que se tienen que realizar. Para representar el juego y mostrar que son parte de los jugadores, deben grabarse con un cuchillo en la piel, una imagen de una ballena.

Según informan los medios rusos, la investigación estaría avanzando ya que han recibido informaciones sobre varios grupos de jóvenes que habrían dado señales de estar realizando dicho juego. Además, también habría un director de un colegio que se habría puesto en contacto con la policía para avisar de que uno de sus alumnos le explicó que iba a unirse a un “grupo de la muerte”, según declaraciones del chico, y que estaba planeando su suicidio.

No es la primera vez que Rusia debe prepararse para un caso de tales características, ya entre 2013 y 2016, se produjo la detención de Philip Budeikin, quien con solo 21 años tenía a su cargo ocho colectivos de personas que promovían el suicidio.

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