EEUU, Francia y Reino Unido han bombardeado Siria, cumpliendo así las amenazas de Donald Trump de hace unos días. El secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, ha declarado que el objetivo es atacar “la infraestructura de armas químicas”. En concreto, han atacado tres puntos distintos: un centro de investigación científica en Damasco, un depósito de armas químicas en Homs y un centro de comandancia al oeste de Homs.
Fuentes del ejército ruso afirman que no hay “víctimas, ni civiles ni militares”. No obstante, el Ejército sirio cree que hay tres civiles heridos por el ataque en la provincia de Homs. Ali Maihub, portavoz de la Comandancia General del ejército de Al Asad, asegura que “algunos misiles dirigidos a bases militares sirias se desviaron de su trayectoria y causaron heridas a tres civiles”. También dice que la Defensa Antiaérea siria “derribó la mayoria” de los 110 misiles lanzados sobre Damasco y Homs.
El presidente estadounidense anunció por televisión el ataque. A su vez, la televisión siria se hizo eco de las primeras explosiones en Damasco.
La razón que alegan los Estados Unidos y sus aliados es el ataque químico sobre la ciudad de Duma, atribuido a las fuerzas de Bashaar Al Asad. Trump asegura estar “preparados para atacar hasta que Siria no cese el uso de armamento químico prohibido”.
Por su parte, Theresa May asegura que no había “otra alternativa”. Según fuentes del Ministerio de Defensa, los ataque aéreos británicos han sido “muy exitosos”.