Ana Julia Quezada confesaba esta mañana, tras la misa funeral por la muerte del pequeño Gabriel, que había matado al pequeño tras propinarle “un mal golpe”. El niño, que perdió el conocimiento, murió por sofocación al obstruirle las vías respiratorias con las manos de la detenida.
La madrastra de Gabriel era trasladada a la finca Rodalquilar, propiedad de los abuelos paternos del niño de ocho años, para que reconstruyera los hechos junto a la Guardia Civil. A lo largo de la tarde se encontraba un hacha con el que, supuestamente, Ana habría golpeado al niño momentos antes de matarlo. En estos momentos, la presa se encuentra de nuevo en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería.
La asesina de Gabriel contaba su versión de los hechos alrededor de las cuatro de la tarde: discutieron en el camino, lo golpeó y lo asfixió, acabando con su vida. Ya muerto lo desnudó y enterró el cuerpo en un agujero hecho por ella misma. Las prendas han sido encontradas por la Guardia Civil a 30 kilómetros del lugar de crimen.
Esta mañana Gabriel era enterrado en la más estricta intimidad en presencia de su círculo más cercano. Horas antes, más de 3 personas arropaban a la familia en la multitudinaria despedida que se ha hecho al pescaíto de España en la Catedral de Almería.