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ETA podría poner fin a su organización para impulsar la vida política de sus militantes

Imagen de uno de los vídeos de la banda terrorista ETA

La banda terrorista ETA debate, estos días, sobre si poner fin o no a su organización. La banda se ha reunido para votar un texto que recoge el fin de su actividad armada y el comienzo de una nueva etapa, en la que los militantes desarrollarán la vía política en su lucha por el independentismo vasco.

En ese texto, la banda recoge que ya no funcionarán como un agente que interpela, pero sí seguirá actuando para impedir que sus siglas se utilicen con fines “malintencionados”.

El documento hace referencia, además, a la izquierda que, desde las instituciones, defiende la causa del independentismo vasco. “Hace mucho ya que el proyecto de la organización no es solo de ETA. Además, el movimiento político que denominamos izquierda abertzale ha demostrado suficiente madurez y capacidad de lucha” aseguran.

La dirección de la banda deja claro, eso sí, que ésto no supone la disolución de ETA como tal, si no una nueva etapa. “No es el momento de irse a casa. Por el contrario, la presente fase política necesitará la fuerza e impulso de todos y todas, como nunca” dicen los líderes de la organización.

Este nuevo movimiento supone un paso más en el proceso de disolución de la organización terrorista. Ya en 2011, ETA anunció el cese de su actividad armada, que se escenificó el año pasado, cuando entregaron sus armas a las autoridades españolas.

ETA nació en 1958, pero no fue hasta 1961 cuando comenzó a actuar de forma violenta. Al principio contó con algo de apoyo por parte de la sociedad, que veía a la banda como una organización más de todas las que eran contrarias al régimen.

Sin embargo, al terminar la dictadura y comenzar la democracia, ETA siguió matando, extorsionando y secuestrando, pasando a ser considerada por todos como una banda terrorista. Durante años sembró el terror en España, con múltiples asesinatos. Todo dio un giro radical con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, que provocó una reacción sin precedentes en la sociedad y la política, que se unieron para enfrentarse a la banda.

Los años posteriores, numerosos dirigentes etarras fueron detenidos y encarcelados y la banda, enfrentada ya con toda la sociedad, se fue debilitando poco a poco.

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