Carles Puigdemont, que lleva viviendo desde octubre del año pasado en Bruselas, compartía en su perfil de Instagram una imagen muy significativa de la historia de España. En la misma se puede ver una carretera que pasa por el pueblo gerundense de Camprodon, utilizado por miles de exiliados tras la II República para salir del país. Además, se puede ver en la lejanía un edificio que es compartido por la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Por este lugar, como por otros tantos, muchos republicanos salieron del país hacia Francia, después de la victoria de las tropas franquistas en la Guerra Civil. Es más, entre las localidades de Coll d’Ares y Coll Pregon hay un monumento en recuerdo a la caída del bando republicano en el conflicto bélico que daría comienzo a una dictadura de casi 40 años por parte del general Francisco Franco.
Por lo tanto, el ex president de la Generalitat ha sembrado la duda de si se encuentra en España, o sigue en la capital europea. Desde su entorno se apunta a que no lo hará hasta que sea nombrado, de nuevo, presidente de Cataluña por vía telemática.
Un paso atrás.
Mientras que, hace unas semanas, Puigdemont decía convencido que tendría que estar en la sesión del Parlament en la que se le nombraría presidente de Cataluña, ahora ha cambiado de estrategia. Dice que volverá a España justo después de que las Cortes autonómicas le reconozcan como presidente. Esto, en caso de que fuese así, obligaría a vivir una situación jamás vista: Carles Puigdemont sería investido presidente por vía telemática, estando todavía en Bruselas.