Don Juan Carlos de Borbón cumple hoy, 5 de enero, 80 años. El rey, que nació en el exilio por su padre, don Juan de Borbón, fue uno de los grandes protagonistas de la historia reciente de España: fue uno de los encargados de implantar el sistema democrático en el país, dejando a lado una dictadura de casi 40 años para instaurar la monarquía parlamentaria en España. Para ello, se abrió un periodo, la Transición española, por el cual él abdicaba de todos los poderes absolutos heredados del dictador, y los ponía al servicio del pueblo para crear un país democrático, en el que el poder lo tuviese el pueblo. Y 40 años cumple, este 2018, la Constitución de 1978. Él mismo reivindicó el diálogo y el consenso democrático en la formación de las primeras Cortes, condenando el intento del Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 cuando todavía se estaba dejando atrás una época muy dura para la mayoría de españoles.
El reinado de Juan Carlos I tuvo muchas luces: aparte de la democracia, dialogó con todos los gobiernos que se fueron sucediendo a través del tiempo, apoyó la instauración del euro en el país, fue uno de los grandes representantes de la Marca España… Sin embargo, sobre todo en los últimos años, los escándalos se fueron sucediendo: las amantes del soberano como Corina, las cacerías del Rey en Botsuana mientras que en España explotaba la gran crisis económica de la que todavía estamos intentando salir, la imputación de su propia hija, la infanta Cristina, y su yerno Urdangarín… Todo esto fue dejando en el olvido los logros y aciertos del monarca, acrecentando el descontento general de los españoles. Por lo tanto, el rey decidió tomar una decisión: el 2 de junio de 2014, en todas las televisiones de España se anunciaba un mensaje de la Casa Real, en la que el rey Juan Carlos I daba sus motivos para presentar su renuncia al trono, “poniendo fin a su reinado y abdicando la Corona de España” en su hijo Felipe, que por aquel entonces era Príncipe de Asturias. “Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón”, decía en sus últimas palabras del discurso el todavía rey.
El 18 de junio del mismo año, se firmaba en el Palacio de Columnas del Palacio Real el decreto por el cual el rey Juan Carlos abdicaba a favor de su hijo Felipe. Él se convertiría en rey al día siguiente, llamándose a partir del 19 de junio Felipe VI, pero don Juan Carlos y doña Sofía no perderían dichos títulos. Por lo tanto, la Familia Real se modificaba, estando formada por el rey Felipe VI y su mujer, la reina Letizia; la princesa de Asturias, doña Leonor de Borbón, y la infanta Sofía; y, por último, los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía. Por lo tanto, las hermanas del rey, así como sus hijos, ya no serían parte de la Familia Real, sino “familia del Rey”.
Actualmente, los reyes eméritos tienen una vida mucho más tranquila, alejados en gran parte del plano mediático. Sin embargo, la reina Sofía sigue colaborando activamente en las ONG a las que representa, así como apelando a la educación y sanidad para todos los niños del mundo. Don Juan Carlos, por su parte, sigue siendo un fiel representante de España, aunque sea mucho menos activo que en el pasado. Al matrimonio, del que siempre se ha dicho que vivían vidas separadas, se les ha visto últimamente poco juntos. La última vez que se les vio fue en el entierro del primo que tenían en común, Miguel de Rumanía.
Una celebración diferente.
Acostumbrados a las celebraciones íntimas y con poco ruido de Zarzuela, con motivo de los 80 años del rey emérito se ha decidido hacer algo diferente. Don Juan Carlos ya celebró hace unos días una multitudinaria comida en el palacio de La Zarzuela, en la que celebró su edad redonda rodeado de Borbones. A ésta estaban invitados los reyes y sus hijas, así como las hermanas del rey, doña Pilar y doña Margarita de Borbón, con sus familias, y multitud de primos lejanos de la familia.
Además, y por primera vez desde su abdicación, el rey participará en el desfile militar que se hará el 6 de enero, el día de la Pascua Militar. Con esto, el rey Felipe VI estaría intentando contentar a su padre, que tenía “un gran dolor” por no ser invitado al acto en el que se conmemoraba el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas en la etapa reciente de España.