El Palacio de La Zarzuela afronta uno de los momentos más delicados de su historia. El cortafuegos impuesto en torno a la figura de Felipe VI implica tomar decisiones abruptas para su padre, Don Juan Carlos, unas medidas que se irán produciendo a medida que avancen las investigaciones judiciales.
Desde el Gobierno, están trabajando conjuntamente con Casa Real para determinar los escenarios a los que se podría enfrentar el que fuera jefe de Estado entre 1978 y 2014. Don Juan Carlos no puede renunciar a su título de emérito ni a ser miembro de la Familia Real porque está regulad por ley a través del real decreto del 13 de junio de 2014, aprobado por el Consejo de Ministros de Marian Rajoy. La disposición que sucedió a la ley orgánica de abdicación recoge que “Don Juan Carlos de Borbón, padre del Rey Don Felipe VI, continuará vitaliciamente en el uso con carácter honorífico del título de Rey, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para el Heredero de la Corona, Príncipe o Princesa de Asturias”.
Por lo tanto, estaría en manos de Felipe VI que se retirara su título de rey emérito como ya hizo con su hermana, Cristina de Borbón, al quitarle el ducado de Palma cuando accedió al Trono. Para hacerlo, el Consejo de Ministros tendría que aprobar un nuevo decreto o una disposición transitoria en una publicación ya existente por el que se retirara dicho título honorífico, siempre con el beneplácito del monarca. Mientras tanto, y parece que a la espera de la Justicia, Don Juan Carlos seguirá siendo miembro de la Familia Real, a la altura de la Princesa de Asturias,
El rey emérito sí podría poner tierra de por medio y abandonar La Zarzuela y cualquier estancia oficial. Lo que descarta es marcharse de España porque, a su juicio, sería un exilio sin causas judiciales firmes en todo un reconocimiento explícito de la culpa.