La Reina Sofía ha visitado este 6 de marzo en Madrid la Basílica de Jesús de Medinaceli. Desde hace más de 300 años, la Familia Real española cumple con la tradición de que al menos uno de sus miembros acuda a venerar la popular imagen del Cristo de Medinaceli el primer viernes de marzo.
La madre de Felipe VI fue recibida por el ministro provincial de la Comunidad de Padres Capuchinos, Benjamín Echeverría; el guardián de la Fraternidad de Padres Capuchinos, padre Carlos Coca y el Hermano de la Fraternidad de Padres Capuchinos, padre Gregorio Blanco, así como por los miembros de la Junta de Gobierno de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli.
Luego, la Reina emérita se dirigió por la nave central del templo hasta el altar, donde en esta fecha tan señalada se suele colocar a Nuestro Padre Jesús Nazareno en besapiés. Allí, doña Sofía tuvo un breve momento de recogimiento.
Este año, el miedo al coronavirus ha frenado a los devotos. La prohibición de besar los pies de la talla ha reducido al mínimo el número de fieles que han acudido a la céntrica iglesia de la capital. Las pocas personas que se han acercado solo han podido hacer una reverencia ante el Cristo.
Cada primer viernes de marzo, es habitual que la cola de gente que espera para ver al Nazareno de Medinaceli se extienda a lo largo de dos kilómetros y llegue hasta Atocha. Esta vez, se podía entrar directamente. Una orden del arzobispado siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad ha vetado el tradicional besapiés.
"Otros años te encuentras 12 horas de cola. Este año nada, entras libre", ha contado al diario El País Carmen Gil, de 67 años. Como no ha podído besar la imagen, cuando ha pasado ante ella ha sacado una fotografía de sus hijos y nietos.
La reina Sofía entró en la Basílica de Medinaceli a las 11:30 horas de la mañana y a las 11:35 ya estaba montada en el coche oficial. A la salida, fue vitoreada por el escaso público que se congregaba en la Plaza de Jesús, en pleno barrio de Las Cortes.