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Turismofobia en las grandes ciudades turísticas españolas

Protestas en Barcelona contra el turismo masivo

Turismo masivo, turismo ‘Low Cost’, tiene muchas denominaciones un turismo que suele tener un perfil de jóvenes en grupo que buscan alojamientos baratos en el centro de las ciudades. Esa es la teoría, la verdad es que cada vez más se están sumando al turismo masivo y barato todo tipo de perfiles turísticos, desde la tradicional familia hasta el viajero solitario. El turismo en masa en las temporadas altas es para muchos sectores económicos una fuente de riqueza para el país, una industria fuerte y que hay que mimar. Sin embargo, vecinos de los centros históricos y fuerzas políticas de izquierda radical ven este turismo una manera rápida de degradar la ciudad y perturbar la convivencia vecinal.

El asunto está tomando cariz político grave, dejando de ser un problema municipal de los ayuntamientos de las grandes ciudades turísticas del país, como Barcelona, Palma de Mallorca, Valencia o Madrid. Parece que fuerzas políticas de signo radical, como la CUP en Cataluña, quieren tomar partido en una problemática que parecía un asunto de defensa de los derechos vecinales. Lo cierto es que esa nueva “lucha callejera” se está extendiendo a otras zonas de España, como demuestra la convocatoria para el próximo 17 de agosto de las juventudes de la izquierda abertzale, Ernai, en plena Semana Grande, de una “gran manifestación” en contra del turismo. El lema de la manifestación recuerda las proclamas contundentes de la izquierda combativa en las calles: “Vuestro turismo, miseria para la juventud”.

La primera industria del país necesita reflexión y gestión política, junto con debate social. Desde luego, dejar la iniciativa a los radicales y violentos solo crea inestabilidad en un sector que necesita todo lo contrario: seguridad y tranquilidad para desarrollar el negocio turístico. España batirá récord de turistas este año con seguridad, las previsiones así lo indican. El Turismo supone casi el 15% del PIB nacional y con “las cosas de comer” no se juega. Que se lo digan a tunecinos, egipcios y griegos, que con su imagen de inestabilidad e inseguridad han perdido porcentajes hirientes de mercado turístico. Urge solucionar estos brotes de turismofobia con el mayor consenso político y social.

[Sumario]

Como otros sectores, la industria turística está sufriendo las transformaciones de las nuevas tecnologías a la hora de desarrollar su actividad. Las plataformas en Internet de compartir piso o de alquilar casa a turistas, han estado en el origen de las fricciones entre los profesionales de la hostelería y las nuevas empresas de ocio vacacional, que suelen contar más con la iniciativa privada y particular. Es muy comprensible el malestar vecinal en los centros urbanos históricos, repletos de un ir y venir de turistas con maletas, que permanecen escasas semanas en viviendas con personas que llevan décadas allí viviendo. Regulaciones y controles deben ser bien vistos por estas empresas digitales o por los particulares que utilicen su vivienda como negocio turístico.

El sector hotelero no se queja de la gran afluencia de turistas a las urbes o de compartir parte del negocio con estas nuevas iniciativas que posibilitan Internet y las redes sociales, su queja está en la falta de regulación en la mayoría de ayuntamientos, desprevenidos ante este nuevo fenómeno del “turismo de red social en masa”. El turismo de masas en la playa es algo esperado, que no molesta a nadie y que contenta a todos. Esa era la principal línea de negocio del Turismo en España y no planteaba conflictos, más allá del mejorar la calidad del servicio y del perfil del turista. Ahora, el interés y gusto por nuestro país, ha aumentado tanto el turismo de ciudad que se hace necesaria una revisión de los modelos de negocio en un sector crucial para nuestra economía.

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