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Versos de Miguel Hernández excluidos del memorial en La Almudena

Retiradas las placas grabadas con los nombres de las víctimas del franquismo

No ha bastado para el Ayuntamiento de Madrid arrancar las placas con los 2.934 nombres de los fusilados por el franquismo, del lugar destinado para su homenaje sin dar aviso alguno a sus familiares. También ha descartado los versos del poeta Miguel Hernández que habían sido seleccionados para ser inscritos en una de las tres placas situadas en el memorial.

Estos son los textos que el Ayuntamiento de Madrid ha excluido, entre ellos, doce versos de Miguel Hernández de su poema El herido.

Placa 1:

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

Miguel Hernández

 

Placa 2:

El pueblo de Madrid,

en memoria y reconocimiento a las cerca de 3 personas ejecutadas e inhumadas en esta necrópolis entre abril de 1939 y febrero de 1944.

Que mi nombre no se borre en la historia.

Julia Conesa

 

Placa 3:

Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.

 

Recordamos entonces las palabras de Pablo Neruda:

Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!

Pablo Neruda

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