La Moncloa anunció anoche que Pedro Sánchez ha roto todo tipo de relaciones con el presidente del PP, Pablo Casado, por no tener "respeto institucional". La sesión plenaria del Congreso de ayer no fue nada fácil. Durante toda la jornada se escucharon cómo el presidente de la Gobierno, Pedro Sánchez, y Pablo Casado se proferían acusaciones cruzadas de toda índole. No obstante, la más grave fue la del presidente de Génova 13, que acusó al secretario general del PSOE de ser "partícipe y responsable del golpe de Estado" por parte del independentismo catalán.
A pesar de que ayer Sánchez explicó los temas tratados en el Consejo Europeo y la posición de La Moncloa respecto a la venta de armas a Arabia Saudí, Casado apenas hizo referencia a estos asuntos. El presidente del PP recordó que Sánchez expulsó a Rajoy del Gobierno gracias a los votos de partidos indepnendentistas. "¿No se da cuenta de que es partícipe y responsable del golpe de Estado que se está perpetrando en España?", sentenció, además de tacharle de "rehén de los golpistas". Sánchez, en el turno de réplica, pidió a Casado que "no difame, no insulte y no calumnie", además de insistirle en varias ocasiones que retirara dicha acusación y de acusar a Casado de ser "un asboluto irresponsable".
El Congreso volvió a mostrar su división: por una parte estaba el Gobierno, ayudado de su socio prioritario de la legislatura, Unidos Podemos, y los nacionalistas; por otro, PP y Ciudadanos. Algunas voces apuntaban a que no se vivía un deabte tan caldeado desde 2005, cuando el líder de la oposición Mariano Rajoy acusó al entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de "traicionar a muertos" por "revigorizar a una ETA moribunda".