El corazón de España se rompió, de nuevo, hace un año. Estado Islámico (ISIS en inglés), volvió a golpear a los españoles después del ataque en un tren de Cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004, que acabó con la vida de 190 personas. El 17 de agosto de 2017, una furgoneta irrumpió en Las Ramblas de la ciudad de Barcelona en torno a las 16.50 horas. A gran velocidad, arremetió contra los viandantes que se encontraban en este punto céntrico de la ciudad condal, dejando 16 muertos y más de 150 heridos.
Todo ocurrió muy rápido. En apenas unos minutos, el vehículo recorrió 500 metros del paseo, cerrado al tráfico, hasta que el conductor frenó sobre el mosaico de Joan Miró y se dio a la fuga en medio de la marabunta de gente que corría, asustada y despavorida, entre decenas de cuerpos tendidos en el suelo. El pánico se apoderó de todos los allí presentes: “Hemos visto ciclistas saltando por los aires, gente saltando por los aires… Ha sido horrible”, dijo una testigo. Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona, tanto Las Ramblas como las calles paralelas. Todo se paralizó en este lugar: los puestos cerraron, la parada de metro fue desalojada y clausurada… Incluso la estación de Renfe de plaza Cataluña y paseo de Gràcia fueron rápidamente evacuadas.
Nada hacía sospechar que la explosión de decenas de bombonas de butano en Alcanar, en Tarragona, la noche anterior a los atentados sería la antesala de uno de los peores episodios que ha tenido que hacer frente el Estado en los últimos años. Los Mossos d’Esquadra confirmaron a las dos horas que se trataba de un atentado terrorista. ISIS, a última hora de ese fatídico jueves, reconoció la autoría de los hechos. De los terroristas que “cosieron” el atentado, dos fueron detenidos y uno fue abatido a tiros. El conductor de la furgoneta, Younes Abouyaaquoub, huyó durante cuatro días, pero no consiguió ocultarse.
No obstante, la sociedad no se quedó agazapada en el miedo. Miles de españoles, catalanes y no catalanes, salieron a las calles gritando “No tenim por” -“No tenemos miedo”- para condenar el terrorismo yihadista. Los Reyes de España; el expresidente y exvicepresidenta del Gobierno Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría; la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, participaron en una concentración masiva de repulsa a todo acto terrorista. Como siempre pasa, de algo malo se desliga algo muy positivo, mucho más: la solidaridad de la gente. Profesionales médicos, voluntarios y particulares salieron a Las Ramblas para ayudar a los heridos. Nadie quedó indiferente ante la injusticia terrorista. Nadie cedió ante su chantaje.
A continuación les dejamos unos vídeos en el que se puede ver el caos que reinó en Barcelona minutos después de la tragedia:
