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Primer bebé robado que va a juicio en España, Inés Madrigal

Inés madrigal

Inés Madrigal es el único ‘bebé robado’ de España que ha conseguido que su caso llegue a juicio, el cual se celebra hoy, 26 de junio. Han sido ocho largos años los que ha tenido que luchar para que se haga justicia y conocer la verdad de lo que pasó con ella y con tantos otros bebés robados. Esta murciana se ha convertido en la cara más conocida de los afectados por el robo de bebes debido a la lucha por su caso pero también por la ayuda que ha prestado a muchos otros como presidenta de la Asociación SOS Bebés Robados de Murcia. Esta califica este día como “importante” pero también como “agridulce” porque para llegar hasta aquí, se han archivado más de 2 casos en toda España.

Durante décadas, ginecólogos, monjas y otros muchos implicados robaron bebés recién nacidos a mujeres a quienes hacían creer que sus hijos habían nacido muertos, para luego venderlos y lucrarse con un negocio del que, tantos años después, todavía no se conoce el alcance.

En el caso de Inés, Eduardo Vela, exdirector de la clínica San Ramón de Madrid, será quien se enfrente a una petición fiscal de once años de cárcel por participar en aquella época en el robo de un recién nacido para dárselo a un matrimonio de forma ilegal. En el escrito de acusación, el fiscal le imputa tres delitos: sustracción de menor de siete años, por el que solicita ocho años, así como los de suposición de parto y falsedad en documento oficial por los que reclama otros tres años. Además solicita una indemnización de 350 a la persona afectada por los daños morales causados.

Vela ha intentado por todos los medios suspender su declaración por su supuesta incapacidad por su estado de salud y su avanzada edad de 85 años. Pero ha sido el forense quien finalmente ha determinado que sí lo puede hacer, según fuentes jurídicas.

La Fiscalía recuerda que entre los años 1961 y 1981 el doctor Vela ejerció como ginecólogo en el sanatorio San Ramón donde su cargo "le confería un control total y disposición sobre los partos y nacimientos que allí se producían". Fue en 1969 cuando un sacerdote amigo de Vela le comunicó que un matrimonio (ambos ya fallecidos) deseaba tener un bebé. Así, Vela decidió citarlos el 5 de junio de 1969 para hacerles entrega de un recién nacido “al margen de la legalidad". Los tres acordaron ocultar la identidad real del bebé robado mediante la inscripción en el Registro Civil como hijo biológico del matrimonio. 

El médico, además, ordenó a la pareja a que mientras se resolvía el tema fingiesen un embarazo "colocándose (la mujer) un cojín en el abdomen, debiendo simular en presencia de conocidos y vecinos los síntomas propios a la gestación como las náuseas". Aunque, al final, todo eso no fue necesario porque pocas horas después del encuentro Vela tuvo acceso a la entrega de una niña recién nacida. Así que un día después convocó de nuevo a la pareja en su despacho para entregarles, sin el consentimiento de sus padres biológicos, un "regalo" que, en realidad, era una niña de pocos días.

Entre los tres, "y guiados por el ánimo común de ocultar la verdadera identidad de la recién nacida", cumplimentaron el cuestionario que debían enviar al Registro Civil figurando la pareja como los auténticos padres y donde también aparecía la niña "como nacida a las 12 horas del día 4 de junio de 1969".

Fue el propio Vela, con su firma incluida, quien certificó en el parte facultativo su "asistencia personal" al parto pese a que todo ello no contaba con el consentimiento de la madre biológica de la niña.

La recién nacida fue inscrita finalmente en el Registro Civil con el nombre de Inés "borrando cualquier rastro que pudiera vincularle a un entorno familiar y social distinto al conformado por el matrimonio". 

Fue en 2010 cuando, a raíz de la aparición de información sobre el robo de bebés, Inés comenzó a sospechar sobre la realidad de sus orígenes. Entonces, su madre, admitió los hechos y se ofreció a colaborar para que encontrase a sus padres biológicos.

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