La Mesa del Parlament de Cataluña ha permitido que el diputado de ERC Toni Comín, huido en Bruselas desde el pasado octubre tras el desafío soberanista, pueda delegar su voto en una hipotética nueva sesión de investidura.
Con los votos a distancia de Comín y del expresidente Carles Puigdemont, cabe la posibilidad de que el bloqueo político catalán haya llegado a su fin y se pueda formar, de nuevo, un Govern. El bloque separatista cuenta con 66 escaños, frente a los 65 del bloque constitucionalista. Pese a que en primera votación, donde se requiere la mayoría absoluta de la cámara catalana para que se forme un nuevo Govern, no se apoyaría firmemente al candidato, en una segunda votación sí: la mayoría simple de los independentistas superaría a los partidos a favor de España. No obstante, se necesitaría que la CUP se abstuviese en esa segunda votación, por lo que este tiene un papel fundamental en el futuro de Cataluña.
Ciudadanos, PSC y PP se han mostrado contrarios a la delegación del voto, aunque no han mostrado su interés por recurrir la decisión de la Mesa del Parlament.