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Agro 2050: los desafíos de España

Agro 2050: los desafíos de España

El desafío a futuro de la agricultura global será difícil, pues tendrá que producir más para satisfacer la demanda de una población en constante crecimiento. Pero eso no es todo. El agro deberá adaptarse y mutar en un mundo cambiante y con necesidades especiales, sin perder de vista la necesidad de rentabilizar la actividad. El reto también incluye un aspecto fundamental para cualquier industria de cara al futuro, y aquí ya no se trata de una necesidad sino más bien de una obligación: hacer que las prácticas agrícolas sean más sostenibles. Lo que, sin duda, no resultará sencillo. Pero hay que considerar también que serán estos obstáculos los que terminarán forjando las bases de la agricultura del futuro, una más comprometida con el medio ambiente y capaz de alimentar a la población mundial.

El rol central de la actividad agrícola en España es indiscutible. Su contribución genera importantes ganancias para la economía del país. En 2017, por ejemplo, el sector empleó a 749 personas de forma directa y generó una producción de 25.300 millones en ingresos. Además, anualmente, el agro le significa a España una contribución del 10,6% del PIB nacional (incluyendo la cadena de valor del sector alimentario). Es una cifra muy relevante si se la pone en comparación con el sector que tiene el primer puesto en contribución, que es el turístico, con poco más de 11%.

Las cifras dan cuenta de la importancia de este sector para la economía española y demuestran que los desafíos a los que se enfrenta en los próximos años, no deben ser desatendidos. Es innegable que la industria del agro deberá tener una mayor y mejor producción, ¿pero el ecosistema podrá seguir soportando por mucho tiempo más el uso intensivo de pesticidas? ¿Qué alternativas tenemos los españoles?

La agricultura de precisión podría ser una respuesta para garantizar la sostenibilidad comercial, social y medioambiental, solo hay que dar el primer paso hacia el futuro. La aplicación de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a la gestión agrícola, supone una gran revolución para el sector. A grandes rasgos, entre algunos de sus beneficios se encuentra la capacidad de aumentar la productividad agrícola, prevenir la degradación de los suelos, reducir la aplicación de agroquímicos y por ende, y la contaminación y el consumo de recursos.

Si vamos a lo concreto, el concepto innovador detrás de la agricultura de precisión se basa en su capacidad de optimizar los recursos y realizar aplicaciones precisas y a cada cultivo en el momento adecuado. Evitando así el uso indiscriminado de herbicidas, plaguicidas y agroquímicos. Lo que promueve la rentabilidad, la sostenibilidad y por supuesto, la protección de los recursos naturales.

Además, gracias a la precisión, el agricultor puede anticiparse a cualquier anomalía o enfermedad de las plantaciones, como hongos o plagas, para actuar a tiempo y utilizar solo los agroquímicos necesarios y reducir su impacto ecológico. Podría decirse entonces que este modelo facilita la toma de decisiones, ya que, a través del análisis de datos, permite comprender las necesidades de cada planta y lo que es aún más importante, actuar de acuerdo a esa información y a nivel de cada cultivo. Lo que garantiza la mayor eficiencia por metro cuadrado.

Es así como la agricultura de precisión permitiría abordar el problema de la sostenibilidad de las prácticas agrícolas. Pero eso no es todo. Este modelo también permitirá resolver la cuestión económica. De implementarse este modelo, Price Waterhouse Cooper (PwC) indicó que en 30 años podría aportarle a España un valor total acumulado de casi 55 millones de euros. En su estudio 'El futuro del sector agrícola española', PwC calcula que en 2050, la agricultura de precisión podría aportar 3 millones de euros más al PIB de España.

En resumen, y de acuerdo con los datos del informe de PwC, en caso de que este modelo agrícola se convierta en el principal método de cultivo del país, en 2050 podría incrementarse la producción española en un 8,8%. Esto significa, exactamente, unos 3.313 millones de euros adicionales al año. Es decir, unos 54.682 millones de euros en 2050, más del doble de la producción agrícola del 2017.

No hace falta hilar demasiado fino para comprender los beneficios de la aplicación de la agricultura de precisión en una escala aún mayor a la actual. Su implementación, combinada con las principales tecnologías existentes, como el GPS, los sensores infrarrojos, las cámaras de alta definición, radares, drones, entre otros, generará mejoras más que relevantes y con un impacto menor en la naturaleza.

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