Hace muchos años los extremeños están sufriendo la llegada de un visitante no invitado. La planta del camalote sigue cubriendo el agua del Guadiana. Esta planta de origen exótico invade diversas áreas del río, a pesar de la construcción de barreras de hormigón que contienen su paso a tramos urbanos como en la capital autonómica, Mérida. Y supone una lucha diaria que por el momento no acaba con las fuerzas de los que intentan acaban con sus debastadores efectos.
Hay que remontarse trece años atrás, el 23 de octubre de 2006, cuando Greenpeace denunció precisamente en la ciudad Mérida que el Guadiana a su paso por Extremadura presenta los peores niveles de contaminación de todo el curso del río. "Los vertidos urbanos, la eutrofización de los embalsos y la contaminación de los acuíferos hacen que el agua que corre por el tramo extremeño no se pueda usar para abastecimiento, baño, riego e incluso para usos industriales", señalan como causas la organización ecologista.
¿ORIGEN DEL PROBLEMA? EL HOMBRE
Todos estos factores causan, por ejemplo, la impresionante invasión de camalote que ha sufrido el Guadiana desde ese año. Y es que para Greenpeace, el jacinto de agua solo se extiende con esta voracidad en ríos muy contaminados y alterados por el hombre.
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Precisamente, en una de las capitales provinciales, en Badajoz, la situación es semejante. El alcalde Francisco Javier Fragoso ha anunciado que va a dirigir una carta al presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda, para trasladarle su "preocupación" por la proliferación del nenúfar mexicano en el río a su paso por la ciudad.
Y aunque actualmente el problema está controlado, desaparece y reaparece. Por el momento, la UME ha podido eliminar grande parte de esta planta en varios tramos. Desde la desembocadura del Zújar hasta su paso por Portugal, se encuentra limpio en Mérida, Medellín o Badajoz. Aunque, eso sí, no se cree que vaya a eliminarse por completo.