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Las daños colaterales de las centrales nucleares en el medioambiente, la salud y la economía

Para generar energía en una planta nuclear el proceso básicamente consiste en bombardear con partículas los núcleos de uranio con el fin de romperlos y la ruptura progresiva de más núcleos origina una escalada exponencial de producción que será utilizada para crear energía eléctrica o térmica.

Pero, ¿por qué es tan controvertida la energía nuclear? ¿Cual es su repercusión en la salud, el medioambiente o la economía? A muy corto plazo la construcción de plantas nucleares parece que no afecta sobremanera, pero los daños colaterales a medio plazo existen, deteriorando la salubridad de la población debido a que la exposición a la radiación es notoriamente perjudicial, aunque los defensores de lo nuclear aseguren que las cantidades son tan ínfimas que no dañan. Pero el proceso de fisión nuclear (la que origina la creación de energía) no es eficiente en cuanto que se generan numerosos residuos nucleares, que pueden permanecer miles de años en el entorno.

Y para abundar en las consecuencias nocivas, el uranio no es una energía renovable, tratándose de un combustible sustraído a través de minería en cielo abierto y esta práctica sí que afecta enormemente a la flora y fauna, ya que en su extracción se utilizan productos químicos altamente tóxicos. Y a pesar de que la basura nuclear es almacenada en sarcófagos inertes e insolubles, encapsulados y blindados, su eliminación provoca efectos radioactivos que pueden perduran “ad eternum”.

Técnicamente, la energía nuclear podría ser rentable económicamente hablando, pero la vida de las centrales nucleares es corta y, por tanto, el coste de la energía eléctrica se encarece debido a la amortización que hay que realizar para cubrir la inversión.

Políticas de desnuclearización

Los graves incidentes en Chernobyl (1986) y Fukushima (2011) provocaron tal repercusión negativa en el mundo que ha supuesto la paralización de muchos proyectos nucleares. Después del ocurrido en Japón, la Unión Europea puso en marcha políticas de desnuclearización con la práctica desaparición de centrales en Alemania, Bélgica o Países Bajos. Mientras que en el resto de países de la UE se irán reduciendo progresivamente.

¿Y en España, qué? Aunque el gobierno fijó en 2019 un calendario que culminaría con la vida de todas las centrales nucleares en 2035 con el cierre de la última, actualmente funcionan siete reactores en cinco plantas. Asco I y Ascó II (Tarragona) comenzaron a operar en 1985; Vandellós II (Tarragona) lo hizo en 1987 y es la única nuclear española que se refrigera con agua de mar; Cofrentes (Valencia) funciona desde 1984 y es la que genera mayor potencia eléctrica; Trillo (Guadalajara) se puso en marcha en 1988 es de diseño alemán y fue la última que entró en generación y Almaraz I y II (Cáceres), inauguradas en 1981 y 1983 respectivamente, son dos reactores que producen más del triple de energía que se consume en Extremadura y que están refrigerados por un embalse artificial.

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