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El planeta tiembla de miedo por la voracidad de la depredación humana

Envenenamos, electrocutamos y maltratamos.

Desde finales del siglo XIX los científicos hablan del efecto invernadero y del cambio climático que genera. Ciento y pico años después, y con una hoja de ruta de Naciones Unidas que recoge en los Objetivos del Milenio acciones que no se llevan a cabo; lejos de avanzar y frenar la deforestación, la escasez de agua potable, la acumulación de basura, la contaminación del aire, la tierra y el mar; y la extinción de especies; el planeta tiembla de miedo por la voracidad de la depredación humana.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático emite informes anuales en los que advierte, de las severas consecuencias que conllevan la dejación de responsabilidades sobre el medio ambiente. En España, Oxfam Intermon, PACMA, Equo, SEO/BirdLife, Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra, Greenpeace…, claman por un ministerio exclusivo de Medio Ambiente, útil y competente; que se ponga a trabajar y frene el cambio climático en todos los frentes.

 

Premios Atila, 2018

El retroceso en la gestión medioambiental ha llegado al extremo de tener un ‘impuesto al sol’, de desoír la determinación Europea de acabar con el plástico de un solo uso, de obviar la ley de Costas o de hacer la vista gorda en los reciclados. Precisamente, Ecologistas en Acción acaba de publicar los galardonados con los Premios Atila de este año: “Gestión de residuos Ecoembes, Premio Atila; y María Dolores de Cospedal y su política militarista, Premio Caballo de Atila”.

SEO/BirdLife

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) presenta el documental Albatross, del fotógrafo Chris Jordan (Chris Jordan, Albatross), sobre el peligro que representa el plástico en el mar. La cita es el 7 de junio, en La Casa Encendida de Madrid.

Solo algunos ejemplos, porque hay miles de voluntarios que limpian zonas degradadas, anillan aves, hacen censos de flora y fauna, y quieren que el  Día Mundial del Medio Ambiente signifique algo más allá que un número en el calendario, cuando el medioambiente da señales evidentes de agonizar; el cambio climático está constatado; la amenaza es tan seria, que resulta imposible mirar a otro lado.

Un año más hay que rubricar: nada que celebrar el 5 de junio.

 

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