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Un bello don Quijote japonés entra en la Biblioteca Nacional (BNE)

Shinpan ehon Don Kihoute, nueva edición japonesa de Don Quijote para la colección de la BNE

En un lugar de las estanterías especiales de la Biblioteca Nacional de España, no ha mucho que reposa una magnífica edición japonesa de ‘El Quijote’. Se trata de un libro de publicación relativamente reciente, de 1976, con más de treinta ilustraciones que asimilan la escenografía quijotesca a la iconografía del arte japonés. Es una edición de gran formato y cuidada elaboración; artesanal en aspectos como el de la encuadernación, que está realizada a la manera japonesa, usando materiales como la seda natural pintada a mano y resguardado en una caja de madera lacada.

Es, además, una edición de una serie considerada por los especialistas como “rara”, incluso para el mercado editorial japonés. Tuvo una edición limitada de 185 ejemplares. Esta versión de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes contiene 31 ilustraciones en papel japonés de gran calidad. Son obra del ilustrador, diseñador textil y maestro Keisuke Serizawa. Son ilustraciones que apoyan al texto, para una mejor comprensión por el lector de cultura japonesa.

Los dibujos transforman a los personajes y a los escenarios a la idiosincrasia japonesa: Don Quijote lleva armadura de samurái, Sancho viste la ropa tradicional de un criado, las mujeres llevan kimono, se sustituye a sacerdotes católicos por monjes budistas, los molinos de viento son tradicionales molinos de agua usados en el Japón… Don Quijote de la Mancha, gracias a estas imágenes de estilo nipón, adquiere un singular aspecto oriental que no resulta nada distorsionado. Los samuráis eran caballeros andantes y eso cala de manera fácil en el imaginario japonés.

[Sumario]

El mejor detalle de que estamos ante un ejemplar excepcional, que enriquece la colección de “Quijotes” de la BNE, es el trabajo del ilustrador Serizawa. Aplicando una técnica inventada por él llamada “katazome”, las ilustraciones toman cuerpo gracias a una pasta de harina de arroz en las zonas de la tela que no se desean tintar, a través de una plantilla de papel recortado con el diseño elegido. Esta pasta se aplica con un cepillo o una espátula de forma que en la zona que fue empujada sobre la tela, el tinte no penetra. En una segunda fase se aplica el tinte a mano. Esta compleja técnica supone que cada ejemplar es único, y diferente a los demás, por lo que se considera que es una obra de arte con formato de libro.

Esta complejidad y la minuciosidad artesanal para elaborar esta obra es tan grande, que a su autor se le galardonó con el mayor reconocimiento que existe en Japón, “Tesoro Nacional Viviente del Japón”. Galardón que se entrega en una ceremonia presidida por el Emperador del Japón y que es equivalente en nuestro país a los premios Príncipe de Asturias. Don Quijote vestido de samurái también cabalga por las más altas artes.

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