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Tradiciones: origen del huevo de Pascua

Conejo de Pascua

En España, la torrija es la gran protagonista de los postres de pascua pero, en diversas partes del mundo, el conocido huevo de pascua el quien lleva el protagonismo.

Su origen, concluyen algunos estudiosos, se remonta a la prehistoria. A través de las civilizaciones, el huevo siempre ha simbolizado el regreso a la vida. En la mitología tomó la forma del ave Fénix y, con la llegada del Cristianismo, se adoptó para celebrar la resurrección de Cristo en Pascua.

Durante la Edad Media, se regalaban huevos durante la Pascua a los seres queridos pero, durante los siglos XI y XVII, la Iglesia prohibió su ingesta porque era considerado carne. Por tal motivo, la gente los conservaba cociéndolos, los decoraban y los recubrían con una capa de cera. Con el tiempo, el concepto fue adaptándose a los tiempos pero se mantenía la misma idea: regalarlos el Domingo de Pascua.

Ahora ¿cuándo apareció la famosa figura del conejo? Fue en el año 1682 cuando se publicó por primera vez la obra de Georg Franck von Frankenau (1643 – 1704), Acerca de los huevos de Pascua. Es allí donde se hace referencia a una liebre con una canastilla que traía los huevos desde la región de Alsacia. Esos huevos eran dulces y coloridos, decorados hermosamente, y se los entregaba a los niños la víspera del Domingo de Pascua.

¿Por qué el autor eligió un conejo en vez de otro animal? Quizás fue por la capacidad para procrearse. El huevo es considerado también un símbolo de fertilidad y los conejos podían tener grandes camadas durante la primavera, estación que coincide con la Pascua. Fueron los pasteleros alemanes quienes por el siglo XIX comenzaron a hacer los huevos de chocolate, haciendo las delicias para grandes y pequeños.

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