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Diego Ojeda y Edgar Oceransky dan un concierto mágico en Tenerife

El cantautor canario Diego Ojeda y  el compositor mexicano Edgar Oceransky presentaron anoche su nuevo trabajo, denominado “Oxígeno”, en El Búho La Laguna, local situado en Tenerife. Se trató de un íntimo concierto que acabó convirtiéndose en una especie de encuentro terapéutico y de reflexión sobre aspectos tales como el sentido de la vida, cómo afrontar las dificultades inevitables que se nos presentan en el día a día, cómo pueden cicatrizarse los corazones rotos, de qué forma afloran tanto los sentimientos como emociones y no faltó homenajes hacia las mujeres.

El trabajo es una loable fusión de los elementos musicales y poéticos unen sus voces México y España mediante dos grandes exponentes de la canción de autor que, con su música, traen magia a los oídos de su público. Han cosechado un gran éxito, hasta el punto de que su primer sencillo "Guapa" ha logrado posicionarse en los primeros puestos en las listas de novedades de Spotify estando por más de tres semanas continuas.

La relación entre Diego Ojeda y Edgar Oceransky se basa en una profunda historia en las que la amistad se ha transformado en música. Se conocieron hace diez años, durante la primera visita de Ojeda a México, donde empezaron a colaborar con inmediatez.

“Él y yo somos muy buenos amigos desde hace diez años, más allá del compañerismo nos dimos cuenta de nuestra afinidad, y de pronto teníamos ganas de experimentar y renovar nuestra carrera con un proyecto en conjunto. La idea de trabajar juntos surgió sólo con presentaciones, pero al venir él, para ponernos de acuerdo, empezaron a surgir canciones, incluso grabamos una desde su primera estancia en México y está en este disco; así es como surgió”, declaró Oceransky a Diario de México.

Por su parte, Ojeda recuerda en declaraciones a El Día: "Nos juntamos en Querétaro, en la casa de Edgar. Empezamos a tocar y pronto surgieron las canciones. Todo lo cantamos juntos y solo hay dos excepciones: una canción de Edgar que canto yo y una canción mía que canta él. Queremos seguir con la filosofía de que las cosas que tengan que pasar vayan surgiendo de forma natural".

Los pensamientos de ambos artistas invitan a las personas a identificarse y a dar soluciones a problemas o recflamaciones personales. Un claro ejemplo lo encontramos en el perdón hacia progenitores que no han estado tan pendientes de sus hijos como quizás deberían. Cabe destacar no titubearon  a la hora de presumir de sus habilidades, cantando incluso a capella y poniendo los pelos de punta, desatando también alguna que otra lágrima.

Con leves minutos de retraso, el recital fue brillante en términos generales. Pese a algunos fallos habituales relacionados con la falta de iluminación del establecimiento, errores de afinación y una puntual descoordinación motivada por las distracciones  (algunos asistentes no dudaban en interrumpir mediante gritos para demostrar su apoyo o incluso quejarse sobre algunos temas de desamor); transmitieron con una extrema sensibilidad sus filosofías.

Como era de esperar, Ojeda y Oceransky llevaron sus obras más destacadas para que los asistentes se animaran a comprarlos. No obstante, resultó cansino que hicieran énfasis tantas veces. Ya se sabe que, entre broma y broma, la verdad se asoma. Y también de la dificultad de los artistas para que su profesión sea valorada y remunerada adecuadamente.  

Un punto a favor de los artistas fueron su calidad humana y amabilidad, aunque estuvieran cansados. Tras concluir la cita, bajaron del escenario con rapidez para entablar conversaciones con sus seguidores, sacarse fotografías y firmar sus respectivos materiales. Estos bonitos gestos cuestan energías, pero delatan un enorme agradecimiento que no suele ser habitual por otros de sus compañeros más de la industria musical.

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