Dos minutos y medio. Es el tiempo máximo que 18 de las comparsas que participan en el Carnaval de Tarragona tienen para mostrar a los miles de espectadores y al jurado de la Disfressa d’Or el resultado de varios meses de preparativos y mucho trabajo en equipo. Un torrente de baile, música, luz, color y sobre todo muchos nervios, ilusión y alegría son los ingredientes que componen este concurso. Porque la noche en la que se celebra la anual Disfressa d’Or (Disfraz de Oro) es uno de los momentos del carnaval más esperados por los tarragonenses y en ella, el espectáculo está asegurado.
Y es que se trata de un concurso casi a contrarreloj en el que los participantes deben aprovechar al máximo el tiempo de su actuación para mostrar al público todo aquello en lo que han estado trabajando gran parte del año, convencer al jurado y al público de que su propuesta es la mejor, para así alzarse con el codiciado primer premio que otorgará a su propuesta el título de Disfraz de Oro.
Fueron los integrantes del conocido como séquito del Rei Carnestoltes y la Concubina, ganadores de la edición del carnaval del año anterior, los encargados de inaugurar el espectáculo con una trabajada coreografía y unos sorprendentes y elaborados disfraces de robots.
El concurso comenzó con la actuación de los miembros de la comparsa ganadora de 2016, Sinhus Sport, quienes a pesar de no poder optar al galardón pisaron fuerte disfrazados de indios. A ellos les siguieron el equipo de Aerodance, quienes apostaron por hacer una sátira de los Juegos del Mediterráneo para su espectáculo. Gracias a su cuidado disfraz inspirado en los diferentes deportes de los juegos, una coreografía potente y una estructura de casi tres metros de altura, la comparsa se postuló como una de las favoritas aunque finalmente, igual que los juegos, no lograron alzarse con el trofeo.
La interpretación de la saga cinematográfica de Batman por parte de Colours Fantasy, los viquingos de Som i Serem, el Bollywood de los Amigos de la Parte Alta, la tribu de las Papúes de Cayo Largo, o las aves del paraíso de Torres Jordi fueron otros de los participantes más aplaudidos de la velada. Sin duda, un espectáculo lleno de magia que nada tiene que envidiar a los carnavales más conocidos de la península.
Hubo que esperar hasta el final de la gala para ver la actuación de los que serían los ganadores. El primer premio de este certamen 2017 de la Disfressa d’Or ha recaído en la comparsa Cromatic Fusion, que gracias a su exhibición ‘La magia de las hadas’ transportó al público al mundo de Cenicienta y se metió al jurado en el bolsillo. La reina de la comparsa, integrada en el famoso carruaje de Cenicienta, deslumbró a los asistentes con un disfraz hecho de pedrería brillante, mientras que a su lado sus acompañantes bailaban portando unos grandes relojes en la cabeza.
El segundo puesto se lo llevó la Escuela de Danza Montserrat, con una interpretación del personaje del Sombrero Loco que dejó a todos boquiabiertos. Y es que sus bailarines danzaron alrededor de un gigantesco sombrero que, tras abrirse, terminó por descubrir al rey de la comparsa y un interior al que no le faltaba detalle.
El carnaval más popular de la Costa Daurada
La Tarraco Arena Plaza, antigua plaza de toros de Tarragona, fue la ubicación encargada de acoger la celebración del acto, al que asistieron más de 3 personas. Frente al aforo completo, el actor tarraconense Josep Ferré – o mejor dicho, Doña Soledad -, debutó como presentador del concurso. Conocida por su colaboración en el programa de entrevistas ‘Hable con ellas’, Doña Soledad León de Salazar no defraudó y puso la nota de humor a una gala en la que los aplausos y los vítores dominaban el ambiente.
Tampoco dudó a la hora de hablar sobre la situación de los Juegos del Mediterráneo, o de dirigirse a Josep Féli Ballesteros, alcalde de Tarragona.
No era para menos. El de Tarragona, a pesar de ser uno de los carnavales más multitudinarios en Cataluña y que más turistas atrae, no recibe el apoyo institucional necesario. Al toque de atención que recibió el alcalde de la ciudad por parte de Doña Soledad, había que sumar las quejas de los espectadores (muchos de ellos integrantes de las comparsas que actuaron) con respecto a la inexistente ayuda que reciben las comparsas para poder hacer frente a los gastos que supone. De media, los miembros de estas compañías llegan a invertir entre 200 y 300 € por cabeza para sufragar estos gastos; mientras que el coste de una estructura puede llegar a alcanzar los 6 €.