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El misterioso poder de las reliquias de Jesucristo después de 2000 años

El Santo Grial de Valencia es una de las reliquias más visitadas. (Foto: Antonio Gómez).

Las reliquias de la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo son sin duda alguna las más preciadas de la Cristiandad desde hace 2000 años. La veracidad de las mismas está en el punto de mira de todo el mundo pero sean auténticas o no siempre son la excusa perfecta para visitarlas en el algún momento de la vida. Una reliquia es una parte del cuerpo de un santo o santa pero también es algún objeto o ropa que haya estado en contacto con él en vida. El Santo Grial, la Sábana Santa, los clavos de la cruz, la corona de espinas o el velo de la Verónica son las más veneradas y son un punto de encuentro para los peregrinos. Sin embargo, hay otras reliquias curiosas por toda Europa como un plato de la Última Cena, las Sandalias de Cristo, el prepucio del Niño Jesús e incluso una gota de leche de la Virgen María.

El Santo Grial es una de las reliquias más veneradas por la cristiandad y según la Iglesia es el cáliz que utilizó Jesucristo de la Última cena. Sin embargo, hay opiniones encontradas sobre cuál es el lugar donde se encuentra el verdadero ya que hasta en tres lugares distintos dicen tenerlo. En concreto, en Génova pero también van muchos peregrinos a contemplar el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia así como el cáliz de León o de Doña Urraca. La Sábana Santa, que se encuentra en la ciudad italiana de Turín, despierta también gran admiración y es la reliquia más conocida ya que en ella pudo estar envuelto el cuerpo de Cristo. Algunos estudios señalan que es auténtica pero también hay otros que la sitúan en la la Edad Media y que, por lo tanto, es una falsificación.

El Santo Sudario de Oviedo

El Santo Sudario de Oviedo es una tela con manchas de sangre que se dice que se impregnaron al envolver la cabeza de Cristo después de muerto. Los estudios determinaron en su día que estuvo en contacto con el mismo cuerpo de la Sábana Santa. Otra de las reliquias más importantes es el Velo de Verónica que según cuenta la leyenda fue utilizado para limpiar el sudor de la frente de Jesús mientras llevaba la cruz. Muchos lo sitúan en España, en la Catedral de Jaén, aunque hay otros lugares que también se disputan el honor de tenerlo como la Basílica de San Pedro en Roma, la iglesia del Sagrado Corazón de Montmartre en París y también el Monasterio de la Santa Faz de la ciudad de Alicante.

La Lanza Sagrada, que es conocida también como la Lanza de Longino, fue la que perforó el costado de Jesucristo mientras estaba en la cruz y, según la tradición, se encuentra en lugares como el Vaticano (Roma), Viena y Armenia. La Vera Cruz o Lignum Crucis es donde Jesucristo fue crucificado y algunas partes de la misma están esparcidas por todo el mundo pero los trozos más grandes pueden venerarse en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén de Roma, y en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria (España). La Santa Túnica de Cristo fue usada por Jesús durante o poco antes de su crucifixión y se conserva en la Catedral de Trier en Alemania. Según cuenta la leyenda, Helena que era la madre de Constantino el Grande, descubrió la túnica sin costuras en la Tierra Santa en el año 327 o 328, junto con varias otras reliquias más famosas, entre ellas la Vera Cruz.

La corona de espinas y los clavos

La Corona de Espinas es una de las reliquias más veneradas en Notre Dame en París y consiste en un círculo de juncos retenidos por hilos de oro. En la Catedral de Barcelona se conserva una supuesta espina de la corona pero también puede contemplarse otra en La Santa Espina, en Valladolid (España). Diferentes opiniones existen sobre si fueron 3 o 4 los clavos que mantuvieron a Jesús en la cruz y por Europa hay esparcidos algunos de ellos. En la localidad italiana de Milán hay, por ejemplo, una corona que se dice está hecha de uno de ellos. En el mundo también hay otras reliquias, que según la tradición, estuvieron presentes en la vida y muerte de Jesús como un trozo de la esponja con la que le dieron de beber en la cruz o los más de 60 dientes de leche del Niño Jesús y sobre las que hay dudas de su veracidad.

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