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El virus chino sigue aumentado el stress en muchas sociedades

La pandemia de coronavirus, que aún azota el planeta, sigue provocando angustia y stress en muchos grupos sociales.

El stress es un estado del organismo humano que se obtiene ante cualquier situación en que se percibe que el bienestar o equilibrio está en peligro y que se deben dedicar todas las energías a su protección. De acuerdo a estudios médico-científicos, el stress es un estado de reacción, que surge como consecuencia de la interacción entre el individuo y el ambiente, específicamente cuanto se percibe una amenaza y el ser humano no encuentra una respuesta normal de ajuste. Desde diciembre de 2019, cuando comenzó la pandemia de coronavirus, muchas personas en todo el planeta empezaron a padecer más de stress y pánico, tras el temor de contagiarse o morir.

Ciertas investigaciones científicas revelan que existen reacciones psicológicas normales al stress, entre las cuales se encuentran síntomas emocionales, sentimientos de congoja, ansiedad y tensión, irritabilidad, conducta defensiva, aislamiento social, retraimiento e inclusive psicosis.

Las situaciones que provocan stress son aquellas que amenazan la integridad del yo y la seguridad individual. La pandemia del Covid-19 está dejando efectos negativos en muchas sociedades, porque mucha gente se lamenta de padecer presiones, críticas, molestias o rechazo social debido al virus. Adicionalmente, muchas personas padecen de sensaciones de fracaso, debido a la imposibilidad de realizar algunas de las tareas cotidianas por temor a contagiarse. Produce además, ciertos conflictos sociales, situaciones que amenazan la salud y la seguridad individual.

Aunque, sin duda, no todas las personas han reaccionado de igual manera ante la aparición de coronavirus en el mundo. El que un hecho o acontecimiento como la pandemia, sea o no factor de stress depende de la interpretación y la evaluación perceptual que de él haga cada persona.

Continúan las reacciones de los niños en medio de la pandemia de coronavirus que aún azota al planeta

La emotividad es un elemento integrante de la existencia humana. Tiene aspectos positivos cuando ocurren situaciones placenteras, capaces de ayudar a la superación y al esfuerzo, las cuales facilitan el funcionamiento orgánico. Pero también existen otros negativos que perjudican psíquicamente.

Como el aprendizaje emocional se inicia en al infancia, a los niños les ha afectado el estar encerrados en casa aislados socialmente, debido al confinamiento que exige la pandemia. Sin embargo, un sano ambiente familiar de cariño y afecto, de emotividad sana, de libertad y exigencia, de comprensión y responsabilidad es de mucha ayuda para los pequeños del hogar.

No es buena la sobreprotección que busca librar al niño de todo conflicto y frustración, como tampoco lo es permitir que se muestre sin respeto hacia los demás, desconociendo las normas sociales y morales.

Cuando las personas posen buenas características en su afectividad, son individuos psíquicamente sanos que experimentan un bienestar interno, que viven en óptimas relaciones con los demás y saben afrontar las exigencias de la vida.

La pandemia de coronavirus, sin duda, ameritó y continúa exigiendo un gran esfuerzo psicológico de parte todos y las medidas de bioseguridad no deben abandonarse totalmente, porque esta mortal enfermedad siguie dañando la salud y causando fallecimientos en muchas naciones.

Varias naciones europeas como España y Francia han reducido las medidas sanitarias anti-covid, sin embargo, la creciente ola de contagios y muertes no está totalmente controlada en el mundo y el Covid-19 continúa siendo un elevado factor de riesgo para la salud del ser humano.

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