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Un reciente estudio arroja luz sobre el errático comportamiento de los pulpos al desovar

Una reciente investigación esclarece el errático comportamiento de las hembras de pulpo al desovar

¿Sabes que las hembras de pulpo mueren cuando sus huevos eclosionan? Más allá de lo poético que pueda parecer, poner los huevos significa el principio del fin para ellas.

Al instinto maternal de proteger sus huevos a toda costa privándose incluso de alimentarse, le sucede, a la semana aproximadamente, una fase más autodestructiva en la que, sabedora quizás de que sus huevos están a punto de eclosionar, comienza a arrancarse la piel, a comerse los tentáculos, a limpiarse compulsivamente hasta provocarse heridas… Todo un conjunto de conductas hasta ahora incomprensibles para los humanos.

Una reciente investigación se ha servido de la secuenciación genética para estudiar los procesos moleculares que intervienen en la construcción del ARN del pulpo hembra. En este sentido, se ha comprobado que la glándula óptica, más allá de su implicación en la reproducción, guarda una estrecha relación con la actividad neuronal afectando directamente al apetito.

Este estudio viene a confirmar y a ampliar las sospechas que ya se tenían, ya que en una investigación previa se evidenció que al extraérsele la glándula óptica a la hembra esta abandonó los huevos, recuperó el apetito y llegó a aparearse nuevamente.

La secuenciación genética ha revelado que al poner los huevos los níveles de neuropéptidos descienden drásticamente y, con ello, también el apetito, explicando así su errático comportamiento.

Como vemos, a las teorías ya existentes en las que se apuntaba a razones de sostenibilidad o a un recurso para prevenir que la madre se comiera a sus crías, debemos añadir esta dotada de una mayor carga científica.

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