Un año más en el calendario viene marcado el 10 de diciembre como día a conmemorar y celebrar aquella firma de la Declaración de los Derechos Humanos que debía proteger y garantizar la seguridad y el bienestar de todas las personas.
Por desgracia, desde que se firmara la Declaración en 1948 tras las atrocidades cometidas por el ser humano antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo necesario un gran esfuerzo internacional para velar y perseguir el cumplimiento de la mayoría de esos derechos.
En España, además, el 10 de diciembre ha coincidido con el regreso de un largo puente en el que las noticias se centraban más en la actualidad del estado de las carreteras y la climatología. La situación de los niños y mujeres en países como Somalia o Yemen, la falta de acceso a agua potable y las condiciones en las que malviven miles de personas desplazadas por el conflicto en República Democrática del Congo, o tantos y tantos conflictos y crisis humanitarias que se suceden a lo largo y ancho del planeta deberían abrir cada día las noticias. Pero probablemente tendría el efecto que ya hemos visto otras veces: la audiencia se acostumbra. Quizás por ello también debería informarse de manera positiva sobre el trabajo que realizan las agencias de cooperación y de ayuda humanitaria, las instituciones internacionales como ACNUR, UNICEF…
Probablemente si hacemos una encuesta rápida por la calle y preguntamos si saben qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible pocas personas tengan alguna idea. Si preguntamos qué eran los Objetivos de Desarrollo del Milenio, quizás tampoco sepan darnos una definición clara.
Invito a quienes lean estas palabras, en las que trato de transmitir mi opinión, que busquen qué significan esos objetivos. Para que tengamos un eficaz cumplimiento de los Derechos Humanos quizás debamos involucrar de manera activa a toda la población mundial. Probablemente no sepan la cantidad de derechos que se vulneran a diario y el gran trabajo que realizan miles de personas, agencias y estados para revertir esas situaciones.
El Día de los Derechos Humanos debería seguir siendo un día de celebración pero también un día de reclamo, de protesta y de denuncia. Además, desde los medios de comunicación, de nada sirve dar el titular de los muertos que hay en un conflicto, de lo mal que están los rohingya en Birmana si no explicamos la situación con un buen contexto y con los consecuentes Derechos Humanos que se violan, si lo que queremos es ir más allá de la información.
Probablemente, sea una de las tareas más difíciles, la de concienciar. Quizás en la era del consumo rápido de información aún sea más complejo lograr ese contexto, esa información de calidad que explique los conflictos y la vulneración de los Derechos Humanos que provoque que sea la conversación del día durante la pausa en el trabajo.
Hoy ya es día 11, en el calendario de Naciones Unidas viene marcado como el Día de las Montañas. Probablemente hoy se hable más de cualquier otra cosa que de los Derechos Humanos. Ojalá logremos que todos los días celebremos los grandes logros y nos llame la atención aquellos objetivos que quedan por alcanzar.
