Nos han abducido. La anestesia ha sido tan larga que ya no la notamos y, sucumbidos, zombis, nos hemos hecho a lo que fuera, como al perro que le tiran un chusco y da las gracias. Y, ahora, hablamos de sorpresa ante el Gobierno de PS.
La sorpresa no está en que hay más mujeres que hombres; las cifras subrayan que hay más ellas y más preparadas, más matriculadas en cursos superiores y todas (prácticamente) graduadas en economía doméstica, cuidado y educación de sus hogares; en definitiva: Grado en gestión y dirección de empresa.
Lo extraño no es que los 17 sean bilingües y trilingües; lo raro era lo ‘otro’; ni que un experto en ciencia gestione la cartera de Ciencia; o que una juez esté al cargo de Defensa y CN; ni que Cultura sea un ámbito por sí solo, porque lo es. Acierto en Energías Renovables y Medio Ambiente: si todos se enfrentan a un camino duro, largo y tortuoso, donde la crítica va a ser como la lluvia de esta primavera (¿primavera?), lo que va a currar Teresa Ribera no es moco de pavo; bueno, todos lo tienen crudo.
¿Un periodista no puede ser ministro?, ¿hay que titular por la condición sexual?, ¿hemos caído tan bajo, que ya es placer retozar en el barro?
Este país desgajado; este páramo, tiene la urgencia de empezar de cero; hacer borrón y cuenta nueva, sin olvidarse de recoger lo que nos han robado y vaciar las cárceles de ‘esos’, a la velocidad en que suelten nuestra pasta. Pero esta cuestión, probablemente, esté en el nº 40 de las urgencias: empleo acorde a la capacidad, estable, pagado y responsables; sanidad saneada; educación pública de calidad, bien reciclada; autónomos vivos y no víctimas de los impuestos, y cadáveres del sistema; impuesto al sol =fuera; universidades de y para competentes; servicios de seguridad respetados y respetuosos, que pongan más uniformes formados y menos medallas recosidas; sindicatos que trabajen de una vez; Justicia de Ley, entendimiento y sensatez (hay que mirar al TO); Cultura: adiós al 21%; pobreza: entender que los niños pobres, son hijos de padres pobres; y, entender que hay que erradicar la pobreza, con todo lo anterior y más, para que no haya niños pobres. Coger el rábano por las hojas, hace perder el tiempo y no arregla nada.
Uf!, casi nada y casi todo. Que a los 17 les vamos a dar caña, estopa, leña, palos, collejas… está más claro que antiguamente el agua. Tan meridiano, como que si en este momento y de ésta, no hacemos una catarsis y volvemos al sentido común, y no al sentir que se acaba la sopa boba; si no entendemos que en este Barco vamos todos: los que coincidimos y los que no; y que hacer agujeros en el casco, solo es una mierda más que nos hunde a todos; si no entendemos que lo público somos nosotros, los que lo achantamos; si no respetamos y nos respetamos ¿quién lo hará?
Pues eso: al trabajo, con alegría.
