Pero el Betis sigue

La afición siempre puede opinar o criticar, y es ineludible que es lo más importante para un club. Los jugadores cumplen ciclos y no son imprescindibles, algo que cuesta entender actualmente.
Alberto Pintado
España
05.04.2018
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Hoy, es tendencia, en el mundo del fútbol, que los aficionados nos posemos sobre los hombros de los jugadores de nuestros equipos para darles nuestra opinión de los partidos, sobre los hombros de nuestros entrenadores para ofrecerles nuestra visión del mejor estilo de juego, o, incluso, que nos posemos sobre los hombros de los que dirigen al club de nuestros amores para decirles que esa gestión está mal. No creo —ni espero— que haya ningún detractor de la opinión pública, y más aún, en el caso del balompié y sus seguidores. El que se deja la cartera y la garganta, jornada tras jornada, por animar a su equipo, sea donde sea, tiene el máximo e ineludible derecho a criticar o alabar lo que le venga en gana. Sin embargo, a veces, la división según las diferentes opiniones en el sector aficionado genera convulsiones en un colectivo que debería ir a una. Y es que estamos viviendo una de las temporadas —si todo acaba bien— más meritorias y lúcidas en la historia reciente del Real Betis. Se ha logrado armar una plantilla con un nivel excelso, la cual deja en pañales a las últimas diez planificaciones del equipo; con una identidad de juego envidiable, gracias a la tremenda visión futbolística de la que se nutren los jugadores gracias a Enrique Setién; e, incluso, se puede apreciar el fantástico crecimiento a nivel de entidad que está experimentando el club. Es lógico, además, que cada aficionado tenga sus preferencias a la hora de descubrir la alineación para cada partido, siendo muchas las variantes que, en ocho meses, ha colocado Setién en el once. Pero hay —y siempre habrá— jugadores que enganchan y que generan en el corazón de cada persona un cierto sentimiento de apego.

Antonio Adán va a operarse “para resolver los problemas de pubalgia que vengo padeciendo durante algo más de tres meses”, según el comunicado que ha emitido el propio jugador en sus medios personales. El meta lleva en el Betis cinco temporadas, las cuales han sido especialmente positivas para las dos partes, ofreciendo siempre un gran rendimiento, a pesar de haber estado durante esta campaña en el punto de mira por algunas actuaciones que cuajó con algunos errores. El beticismo sabe que ha tenido la oportunidad de disfrutar con las paradas de un guardameta muy bueno, y que, además, como persona, se ha comportado con gran profesionalidad en todo momento. Sin entrar a analizar, sin embargo, su actuación extradeportiva durante la presente temporada, sí hay que saber que nadie puede estar por encima del Betis, siendo esta expresión muy utilizada por los béticos más acérrimos al sentimiento verdiblanco. Y he de decir que tienen toda la razón. Es lógico, por una parte, que un jugador, mirando por su propio beneficio, pida aumentar su salario cuando cree conveniente, según si ha ofrecido actuaciones que así lo merezcan. A pesar de ello, y haciendo caso a la segunda parte, un club debe mirar por el crecimiento exponencial que deba experimentar a lo largo de los años, y es que, simplemente, para crecer hay que evolucionar.

Antonio Adán, Rubén Castro, Jorge Molina, Germán Pezzella… En común, son jugadores que han abandonado o abandonarán el Real Betis como estrategia de crecimiento. A todos nos apena desprendernos de profesionales que han estado tan comprometido con la entidad, dando siempre lo mejor de sí para defender la camiseta que les daba de comer. Mostraron gran pasión en todos los partidos y demostraron que al Villamarín se entra como futbolista y se sale como bético. Es lógico, por ende, que duela ver cómo este tipo de profesionales cambian nuestro club por cualquier otro, pero no hay que olvidar, que cada aficionado apoya al Betis, y no a profesionales. Cada domingo, los que van al campo deben centrarse en alentar a lo más importante para todos, que es el Real Betis Balompié. Como ya he dicho, y suelen comentar últimamente por las redes sociales, “nada ni nadie por encima del escudo”. El Real Betis es más grande que nada y nadie puede imponerse como opción prioritaria en un conflicto que emerja a la entidad en una situación convulsa. Dar las gracias a nuestros soldados es importante, olvidarlos y gritar de nuevo cada semana por nuestro Betis, imprescindible. El Betis es lo más grande, y su jugador más importante e insustituible se sienta en las gradas del Benito Villamarín. El Betis es la afición. Los jugadores se van, el Betis sigue.

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