Militantes islamistas detonaron una bomba ayer dentro de una concurrida mezquita de Al Raudá en la península del Sinaí en pleno rezo central del mediodía. Mientras tanto, varios hombres armados abrían fuego de forma indiscriminada contra los fieles que intentaban huir de la masacre. El balance es de al menos 305 personas muertas y más de 100 heridas. Las autoridades del país ya han calificado el suceso como el atentado terrorista más mortífero y sangrienteo en la historia moderna de Egipto. Hoy sábado las autoridades han confirmado que hay al menos 27 niños entre las víctimas mortales.
La crueldad y la escala del ataque ha dejado conmocionado a todo el país y la comunidad internacional. Aunque la masacre se produjo en una zona del país atormentada por una insurgencia islamista, los ataques a mezquitas en Egipto son raros. Por lo general, el Estado Islámico había atacado a los cristianos coptos y a las iglesias, pero no a lugares de culto musulmanes.
[Sumario]Hay al menos 27 niños entre las víctimas mortales.
La mayoría de las víctimas eran musulmanes sufíes moderados que practican una forma mística de Islam y que son considerados heréticos por el salafismo extremista, el Estado Islámico y otros grupos extremistas suníes. Entre las víctimas había numerosos soldados de reemplazo que cumplían el servicio militar obligatorio en la conflictiva zona del norte del Sina
“La escena fue horrible”, dijo Ibrahim Sheteewi, un residente de Bir al-Abed, la pequeña ciudad del norte del Sinaí donde tuvo lugar el ataque. “Los cuerpos quedaron esparcidos en el suelo fuera de la mezquita. Espero que Dios los castigue por esto “.
Implantar el terror
Para muchos, el ataque terrorista de Egipto supone el fracaso del presidente Abdel Fattah el-Sisi, que ha justificado su dura represión de la libertad política en nombre de la aplastante militancia islámica, para cumplir sus promesas de seguridad. Desde que el Ejército derrocó en julio 2013 al presidente Mohamed Morsi, afiliado a los Hermanos Musulmanes, el presidente egipcio ha luchado por imponer su autoridad sobre Sinai. Desde entonces, el Sinaí se ha convertido en el foco más importante de violencia en Egipto. Allí han encontrado refugio seguro grupos de militantes islamistas y yihaidistas que mantienen lealtad a Al Qaeda.
En el Sinaí, zona que quedó casi demilitarizado tras la salida de las tropas de Israel cuando el Gobierno de El Cairo reconoció el Estado hebreo, milicianos del ISIS están intentando implantar el terror multiplicado los atentados contra policías y militares, además de contra civiles que trabajan para el Estado.
