El ex presidente del Gobierno, Felipe González, expresaba su desilusión con el conflicto catalán en la mañana del 16 de enero. Se oponía a la investidura telemática de Carles Puigdemont para ser nombrado presidente. Según él, tiene que estar presente en el Parlament; “no tiene discusión”. Además, hacía pública su actitud con respecto a la vuelta de la normalidad en Cataluña, donde piensa que no se va a restaurar la legalidad porque no hay una señal seria que indique que se llevará a cabo una investidura dentro del régimen jurídico. Es más, comparaba la situación de Puigdemont, huido en Bruselas, con la de un animal: “¿Podríamos proponer que un elefante fuese presidente? Porque no lo prohíbe el reglamento”.
Critica la actitud del ex presidente de la Generalitat, afirmando que está perjudicando a sus compañeros encarcelados y a la causa independentista en general. A su vez, defendía la actuación del juez Llanera, del que decía que su actuación ha sido “bastante rigurosa”.
Ha hecho alusión a Rajoy, con el que no habla desde 2014, donde le aconsejó, tras el 9-N, que aplicara el artículo 155. Si hubiera sido así, decía que “no hubiéramos llegado a este sitio”. En cuanto a su partido ha evitado pronunciarse, sin nombrar siquiera a su secretario general, Pedro Sánchez. “Prefiero no interferir en el proceso de toma de decisiones”, afirmaba.
Por último, incitaba a leer la Constitución con ánimo de reforma. Y ha recalcado “prioridades muy serias”, como la educación o las pensiones, a las que que Rajoy no será capaz de hacer reformas viables.