Pablo Casado quiere sacar toda la artillería del armario para intentar frenar los malos augurios de las encuestas: perder entre 40 y 50 escaños, no poder formar gobierno y liderar la oposición del centro-derecha. Si bien hace unos días ha vuelto a poner de actualidad el derecho del aborto o ha atacado a Vox para mostrar una aparente fortaleza, hace unos días ha salido al terreno de juego uno de los ases del PP: José María Aznar.
Una vez que el marianismo es historia entre los populares y que las listas electorales al Congreso y el Senado están hechas a medida a gusto de Casado, Aznar ha vuelto al PP. Hace unos días, reconoció que se sentía identificado con su programa electoral y sus propuestas, y el partido no quiere desaprovechar esta oportunidad. El expresidente del Gobierno será un mecanismo para intentar recuperar el voto de todos esos españoles de centro-derecha que, desilusionados con la gestión del gobierno popular estos últimos seis años y medios y escandalizados por los continuos casos de corrupción que persiguen a varios dirigentes del partido, han buscado refugio en Ciudadanos o Vox.
Pablo Casado ya defendía la labor de José María Aznar al frente del PP hace más de un año, cuando dentro del partido ocupaba una vicesecretaría y Mariano Rajoy, con el que su antecesor no tenía buena relación, estaba al frente de Génova 13 y del Gobierno de España.