El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sabe que las próxiams semanas son cruciales y, a su vez, difíciles para mantener su puesto en el Palacio de La Moncloa. El apoyo del bloque independentista al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados es esencial para que los Presupuestos Generales del Estado 2019 (PGE) salgan adelante, y el poder ejecutivo ya ha acticado la maquinaria. Ayer, el Gobierno anunció que en las relaciones bilaterales Estado-Generalitat estará presente un mediador para "dar fe" sobre las negociaciones entre el ejecutivo central y el autonómico para alcanzar una solución para el conflicto catalán.
El Consejo de Ministros prefirió durante el día de ayer mantener un perfil bajo y eludir las pregutnas de los periodistas a su entrada en el Senado sobre la postura del Gobierno respecto a esta figura notarial. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha anunciado esta mañana en la Cadena Ser que dicho profesional solo tomará nota de lo que se hable. Es decir, que en ningún momento intervendrá en las reuniones ni tendría un papel destacado. Por lo tanto, se retracta de sus propias palabras emitidas ayer también a las puertas de la Cámara Alta, donde aseguró: "No hacen falta mediadores".
La oposición no ha tardado en reaccionar. El presidente del PP, Pablo Casado, acusó al Gobierno de "traicionar a España", mientras que desde Ciudadanos apuntaron a la "genufleción" de Sánchez frente al presidente de Cataluña. Ambos coincidieron en que este es un nuevo gesto hacia la Generalitat por parte de Sánchez de cara al debate y posterior votación de las líneas presupuestarias en el Hemiciclo. Muchas voces apuntan a que es una estrategia para "ablandar" al independentismo y conseguir su apoyo para que la situación del Gobierno fuera, por lo menos unos días, un tanto más tranquila.
